Continuamos con el seguimiento de las siembras realizadas hace aproximadamente un año y medio. Las plantas han superado ya su primer verano, el invierno y parte de la primavera, y actualmente aprovechan esta etapa del año para continuar su desarrollo vegetativo, beneficiándose de la disponibilidad de humedad en el suelo.
En este caso, se trata de ejemplares jóvenes de algarrobo (Ceratonia siliqua). El tallo rojizo que puede apreciarse en la imagen corresponde al crecimiento más reciente, iniciado con la llegada de las primeras lluvias otoñales. Durante el otoño y el invierno el crecimiento fue lento, como es característico en esta especie bajo condiciones naturales, pero en primavera ha comenzado a acelerarse.
Desde su germinación, estos individuos han alcanzado una altura aproximada de 8 centímetros. Aún disponen de alrededor de un mes más de condiciones favorables para seguir creciendo, antes de que el suelo se seque con la llegada del verano.
Será tras este segundo verano cuando podremos evaluar con mayor claridad las tasas de supervivencia y el ritmo de crecimiento de estas plántulas, lo que nos permitirá obtener datos clave sobre su establecimiento.
Una de las preguntas que guía nuestro trabajo —y para la cual existe aún escasa información, especialmente en el contexto mediterráneo— es: ¿cuánto tiempo necesita un algarrobo sembrado directamente en el monte para alcanzar uno o dos metros de altura? Sabemos que, en estas condiciones, el proceso es lento. Pero precisamente por eso, es fundamental seguir observando y aprendiendo junto a estas plantas.