A mediados de junio, desde la Asociación Semillistas organizamos una jornada doble en las inmediaciones de Pitres, con un objetivo común: recoger semillas, aprender del entorno y sembrar comunidad.
Por un lado, convocamos a un grupo de personas voluntarias locales para una actividad de recolección de semillas de herbáceas —plantas sin partes leñosas— presentes en los márgenes y claros del paisaje de Pitres. En total, cosechamos más de 30 especies diferentes, seleccionadas por su potencial para germinar en condiciones difíciles y aportar cobertura vegetal al suelo.
Esta acción forma parte de una línea de trabajo que busca reducir la erosión en zonas afectadas por el incendio en la Sierra de los Guájares. En muchos puntos, las lluvias intensas han arrastrado grandes cantidades de suelo, dejando las capas superficiales desprovistas de semillas y con ello impidiendo que brote la vegetación que ayudaría a sujetar el terreno. En octubre, realizaremos pruebas de siembra en una de estas zonas críticas, utilizando las semillas recolectadas como herramienta de restauración ecológica.
En paralelo, se llevó a cabo una actividad educativa con niñas y niños, en la que participaron infancias de diferentes lugares: la Alpujarra, Órgiva, Motril… Aunque no se conocían entre sí, el grupo fue encontrando un ritmo común desde el inicio, gracias a una propuesta artística inicial en la que cada participante decoró su propia bolsa para guardar semillas. Esa primera dinámica, sencilla pero cargada de simbolismo, abrió paso a conversaciones espontáneas y momentos de conexión genuina.
Durante el recorrido, exploramos el paisaje, descubrimos la diversidad de las plantas herbáceas y nos acercamos al valor de las semillas y su función en el ecosistema. La propuesta combinó observación, juego, arte y escucha del entorno, permitiendo que el grupo se relacionara con el territorio de forma libre y creativa.
La jornada culminó con una actividad grupal de carácter más lúdico, que sirvió como celebración y cierre del proceso compartido. Fue una oportunidad para que las niñas y niños pudieran generar, desde su propio ritmo y mirada, formas de interacción y cuidado entre iguales y con el medio natural.
Desde Semillistas valoramos profundamente este tipo de experiencias en las que se entrelazan la ciencia, la restauración ecológica y la educación desde lo vivencial. Creemos que sembrar suelo, tejido comunitario y vínculo con la infancia son tres caminos imprescindibles para regenerar el territorio.
Agradecemos de corazón a todas las personas que participaron en esta jornada. Seguiremos cuidando y cultivando estas semillas, dentro y fuera de la tierra.